Capítulo
31 Verdades a medias.
William
se separó de Cynthia con cierto dolor, era en esos momentos en los
que el fantasma de la muerte se abatía sobre él, cuando recordaba
lo frágil e inocente que era su novia y lo que supondría dejarla.
Sabía que Cynthia estaría más a salvo en la Cornucopia que abajo
cazando, no era solo lo por lo que le había dicho Sean, sino
también, la posición estratégica del lugar, al estar en altura
Cynthia podría alcanzar desde arriba a cualquiera que quisiese
atacarla. Y Giannira no ganaba nada atacándola, no a estas alturas
de la arena, rompería la alianza y había que ser muy estúpido como
para intentar eso mientras aun quedasen doce tributos que eliminar.
Doce
tributos para que Cynthia llegase a casa, incluido él mismo.
Era
en lo único que se permitía pensar.
—Quizás
deberías quedarte con ellas. —Le confesó a Robin cuando pasó por
su lado precavido, Sean inmediatamente se tensó como si aquello
fuese una señal de peligro y William lo miró algo sorprendido, ¿por
qué actuaba así? ¿Acaso le temía? y si sí, ¿por qué confiaba
en Robin para protegerse? No tenía sentido.
El
tributo del distrito dos negó con la cabeza y dijo lanzándole una
mirada negra.
—No
soy una niñera William, si no saben defenderse, es su problema. —
—Giannira
sí—Intervino Sean antes de que sacase su arma, Miller les
observaba muy divertida, como si aquello fuera un espectáculo muy
provechoso en donde no debía intervenir. En el fondo deseaba verlos
batirse pero era obvio que el chico del distrito cuatro iba a aguarle
la diversión. —Y Cynthia también, solo tienes que sacar un arma
contra ella y te disparará, es lo que le dije que hiciera. —Lo
observó algo sorprendido pero finalmente un gesto de alivio se
deslizó por todo su rostro, estaría bien, todo estaría bien
mientras ella estuviera bien.
Así
que lo dejó estar y decidió partir, confiaba en Sean de todos
modos, el chico del distrito cuatro parecía estar vinculado a su
compañera de distrito, pues recordaba como le había susurrado, en
voz casi inaudible antes de quedarse con Cynthia anoche, que si
Giannira sufría algún daño a sus manos este repercutiría en
Cynthia.
Era
por eso que no había tocado a Giannira a pesar de tener la sensación
de que les había traicionado, tenía miedo, Sean podía ser un crío
pero era un crío muy listo.
Y
siéndolo, si dejaba a Giannira allí era porque confiaba en que iba
a estar bien. Las dos estarían bien.
Sean
se abstuvo de soltar un suspiro aliviado al ver que Robin en realidad
les acompañaba, igual se pasaba de precavido pero no se fiaba de que
estaría bien en un grupo en el que estuviesen solos William Miller y
él. No era estúpido, la tributo del distrito dos se llevaba bien
con el uno, no le costaría convencerlo de que le hiciese daño una
vez que Jack muriese; (pues esa era la razón por la que William le
había pedido que les acompañase, él era el único del cual el
chico del distrito siete no sabía nada); bajo la premisa de que
cualquier cosa era necesaria para que Cynthia viviese.
Evidentemente
podría cortar todo esto de raíz y confiarle a William el trato con
su chica pero antes era mejor comprobar si funcionaba el juego, ver
si tenían una oportunidad de llegar al gran final fuera cual fuera
este y aplicarla. No podía dejar nada al azar.
También,
tenía que admitirlo, le favorecería mucho que la relación entre
Cynthia y William se fragmentase, les quitaría patrocinadores y por
ello chances de ganar.
Todos
serían para él.
Justo
como todo debía coordinarse incluso aunque muriese.
“Nadie
me olvidará jamás.”
Pensó mientras jugueteaba con una de las brillantes hojas de los
árboles del bosque en el que se adentraban. Finnick le había
recomendado que estuviese atento a las señales de la arena, quizás
entre ellas se encontrase la ayuda que necesitaban, la mano de
aquella vigilante, seguramente, aunque él ya no se fiaba de nada.
“Ni en mi
distrito, ni en el Capitolio, seré fuerte, seré valeroso, y al
final las cosas cambiarán. Solo tengo que llegar al final” Sonrió
siniestramente pensando en sus propios planes, cuando la vista de
Robin se topó con la suya y el tributo del distrito dos suspiró
aburrido.
—¿Soy
el único que se pregunta por qué el Capitolio quiere rodearnos de
brillo este año? —Comentó a nadie en particular. —Resulta
confuso.
—Quién
sabe, quizás quieran convertirnos en hadas. —Sean sonrió nada más
oír las carcajadas poco discretas de Robin, seguro que en el
Capitolio se estarían divirtiendo lo suyo con esto. William también
sofocó una carcajada, pero en el momento en que Miller le fulminó
con la mirada se moderó y dijo:
—O
quizás deberías dejar de jugar y tomarte esto un poco más en
serio, recuerda que estás en la arena, no en tu casa. —Uno de los
brillos pareció desprenderse, era una luciérnaga y volaba, volaba
hasta las cuevas...
“Quizás
lo que haya allí no sean piedras preciosas precisamente.”
pensó.
—¡Oh
vamos!, no te enfades, Will. Solo intento suavizar el golpe.— Se
disculpó adelantándose a donde estaba el chico del distrito uno.
—No voy a ganar patrocinadores comportándome como si estuviera en
un maldito funeral, por más que esto se le parezca. —La última
frase la dijo casi en un susurro y Miller lo fulminó con la mirada
apresurándose como si tuviera mucha prisa por cazar a esa
“ardillita”
y él la peste. William tenía la teoría de que era un tributo, sino
Giannira no lo ocultaría. Y ella, en su mente, maldecía a la chica
del cuatro y pensaba en quién podría ser, cuales tributos sabrían
trepar a los árboles y saltar a alta velocidad, la chica del siete,
quizás, pero ya estaba muerta, aunque no su compañero de distrito.
También la del ocho era muy ágil, o quizás la del once.
“Sea
cual sea sería un entretenido juguete y quizás sus gritos
amedrentarían a ese idiota para siempre.” Pensó
observando al tributo del distrito cuatro, quién le enviaba una
mirada burlona antes de concentrarse de nuevo en William para
preguntarle algo que le interesaba aun más que los juegos del
Capitolio.
—Hablando
de suavizar, ¿me puedes decir como haces para disfrutar de todo
esto? Cynthia es incapaz.—No hacía falta que se lo jurara, William
aun tenía la última discusión fresca en su mente, las fuertes
acusaciones de su chica sobre su actuación en los juegos...¿Tenía
razón acaso? En cualquier caso él solo tenía una cosa clara sobre
la situación:
—Cynthia
se pasa la vida pensando en el camino Sean, yo no, el fin justifica
los medios y mi fin es que salga viva de allí. —Explicó, era su
objetivo e iba a hacer lo que sea para cumplirlo. El chico del cuatro
lo observó brevemente interesado y finalmente asintió. —Quizás
deberías hacerlo tu también. —Recomendó, pues aun recordaba los
hombros caídos de Sean durante el baño de sangre, era letal pero
cada gesto suyo daba a entender que estaba obligado y eso no era
lógico en un profesional tan decidido como él.
—Gracias,
pero prefiero darle a entender a mi distrito que no tengo muchas
opciones, me ayuda a no sentirme culpable. —Sonrió desafiante
cuando la luz de su linterna pareció revelar algo en el suelo,
señales de tierra removida, del paso de alguien...Podría ignorarlo
pero decidió que era mejor no dar a entender sus preferencias tan
pronto. Nolan no iba a ganar de todos modos.
—Vaya,
vaya, vaya...—Comentó agachándose para observar la zona de más
cerca, recogió una rama rota y comenzó a girarla sobre el suelo.
—Muy astuto Nolan, la mejor solución es no dejar de moverse.—
—Repitéme
aquello de las cualidades de los tributos. —Le pidió amablemente
Cris a Jack, había pasado casi un día completo desde aquella noche
en la que estuvieron a punto de cogerlos y los recuerdos de entonces
se mantenían evidentes en su andar cauteloso e intranquilo.
Finalmente habían decidido seguir el plan de Jack y dirigirse a la
pradera, era lo mejor que tenían por ahora. Así que ahí estaban,
avanzando tras las sombras de los árboles guiados unicamente por la
luz de la linterna que ahora sostenía este. El día estaba cada vez
más oscuro y no estaban seguros del camino pero cuanto más lejos
estuvieran de los profesionales mejor. El chico del siete levantó la
cabeza de la maleza que tenía ante sus pies hacia su compañero de
al lado con curiosidad. Atrás los seguía Nolan no muy seguro de sí
mismo, no dejaba de repetirse la breve conversación con la chica del
distrito 11 y sus señales. Aquel cuatro, un indicador que le
confundía e intrigaba a la vez.
Sabía
lo que significaba. Pero, ¿de verdad podía confiar en ellos?, ¿en
él? No parecía importarle mucho su persona cuando le vio en el baño
de sangre. De hecho, prácticamente había estado a punto de
rebanarle el cuello con una de sus hachas; y aun no se le había
olvidado el interés que relucía en sus ojos al verle batallar con
William. Era como si aquello solo fuese un espectáculo para él. Y
lo confundía ¿Hasta cual extremo era esto un juego para Sean? ¿De
que parte estaba realmente? No dejaba de repetirse aquellos breves
encuentros que habían tenido, a lo largo de los juegos, en busca de
un patrón...
Inicialmente,
el primer día de entrenamiento, una simple casualidad, lo había
encontrado junto a su compañera de distrito al bajar del ascensor. Y
casi podría jurar que había sido el primer y único tributo en
sospechar que aquellos dos no se odiaban. La forma de Giannira de
mirar a Sean mientras ellos entablaban amistad, como si temiese por
él. Le había contado tantos secretos.
“Tú
también puedes hacerlo, ¿sabes? Aprovecharte del público un poco,
convencerlos de que puedes ganar aunque sea mentira y luego seguir
luchando por nosotros. El modo lo decides tú”
Aquella
era la última frase que le había dicho aquel día, induciéndole a
jugar, y lo cierto es que ansiaba hacerlo, aprovechar la ventaja
indeseada que le había proporcionado el mirar a Cynthia en el
desfile. Pero cada vez que pensaba en ella, en su inocencia y
bondad...Se rebelaban sus sentimientos, el amor único y verdadero.
El único obstáculo contra el que no sabía luchar.
No
podía hacerle daño, sería como hacérselo a si mismo.
Y
al mismo tiempo había cedido, a su manera, pero lo había hecho, y
la auténtica razón, era aquello que lo hacía dudar si confiar o no
en él: Una verdad tan aplastante como aterradora, lo que le había
dicho al segundo día de entrenamiento, cuando el verle hacer lo que
quisiera, actuar como un niño en vez de un asesino, le había hecho
acercarse a él...
“Es
una estrategia para las cámaras, Nolan. Tú también deberías
buscar una, esta gente es vil, ¿sabías?”
Aun
recordaba la sonrisa que le había lanzado, como si fuera un
autentico ganador, y le había convencido. No quería morir entre
terribles sufrimientos. Había cedido, lanzado aquella bomba en las
entrevistas, a pesar del daño que le haría a ella verles batirse.
Lo había hecho, gracias a él, y precisamente ese era el problema.
Se
parecían tanto que daba miedo.
Y
aun así, a pesar de todo, seguía sin saber a que jugaba Sean. Si
podía considerarlo amigo o enemigo, le hablaba como lo primero, pero
hacía parte del grupo de lo segundo.
No,
lo sabía, no encontraba ningún patrón en sus acciones que le
indicase una cosa u otra, y aquello hacía que no dejase de darle
vueltas a cada señal, el no saber...
—¿Para
que necesitas que lo diga en voz alta? Ya te lo he ido delineando
durante el entrenamiento, en el Capitolio, todos tenemos un juego.
—Interrogó Jack con parsimonia, Nolan sonrió.
—¡Oh
vamos!—Expresó él, interviniendo —Te servirá para
entretenerte, aparte, estoy seguro de que a los patrocinadores les
encantará oír palabra por palabra todo lo que sabes. Puede que
incluso los convenza de proporcionarte un mapa detallado de la arena,
o tal vez la ubicación de Maika. —Jack lo observó confuso.
—¿Maika?—Preguntó,
el tributo del distrito ocho lo observó algo indignado, ¿de verdad
se había molestado en memorizar sus cualidades pero no su nombre?
Resultaba ofensivo, como si aquella chica no fuese más que una pieza
en su juego personal.
—La
tributo del distrito nueve. —murmuró. —Me parece indignante que
sepas lo fuerte y dura que parece ante los demás, pero no su nombre.
También son personas, ¿sabes?—El tributo del distrito siete lo
fulminó con la mirada ante la acusación y Cris los observó
cauteloso, no era la última vez que los veía discutir entre ellos
en el centro, pero en la arena, aquello podría ser peligroso.
Finalmente Jack suspiró.
—Lo
sé. —Admitió. —Pero me resulta más fácil tratarlos como
objetivos a eliminar si los observo desde un enfoque menos personal,
perdona. —Se disculpó Jack intranquilo, tenía que darle la razón
a Nolan, no era justo que los tratasen así pero aquello no iba a
solucionar la situación, no iba a permitirle vivir.
Nolan
negó con la cabeza.
—No
te preocupes, no estoy enfadado contigo. —Afirmó destensándose
por completo, era una tontería enfadarse por eso, Jack no tenía la
culpa de nada aquí. —Continua. —El tributo del distrito siete lo
observó confuso, seguidamente sacudió la cabeza y se dirigió a sus
interlocutores, pausadamente, recordando que probablemente medio
Capitolio los estaría observando ahora. Nolan tenía parte de razón,
necesitaba mostrar que aquello que había insinuado tras la
entrevista era verdad, era la única manera de mantener sus
patrocinadores, mientras no encontrase el valor de matar.
—En
cualquier caso tienes razón Nolan, necesitamos apoyo si queremos
ganar. La tributo del distrito nueve, como dije, es una alianza a
considerar. Es fuerte, atlética y tiene la suficiente desconfianza
como para no haberse molestado en simpatizar con nadie aparte de su
hermano, durante los juegos. Nos ayudará si la convencemos de que
puede ganar y vengarle, ahora que él está muerto. Sino habría que
eliminarla, supongo, también es bastante peligrosa. El chico del
cinco, en cambio resulta un poco inútil. Pues al margen de ser de
los primeros en huir del baño de sangre, con apenas una mochila, no
ha hecho mucho. Sospecho que planea mantenerse oculto durante todo el
juego, esperando que lo olviden y así mantenerse vivo hasta el
final, el problema es que si luego no tiene el suficiente valor como
para alzar un arma y matar no va a conseguir nada. Tu mentor hizo
algo así, ¿verdad Nolan? —El chico del ocho asintió.
—Sí.
—Reconoció. —Pero a lo largo del juego el Capitolio fue
averiguando que lo sabía todo sobre los otros tributos: objetivos,
habilidades, rutas de caza,...Consiguió ocultarse efectivamente de
los profesionales hasta que solo quedó uno y los vigilantes les
obligaron a juntarse. Fue entonces cuando demostró su valía, el
que, aunque no hubiera luchado en su vida, lo sabía todo sobre su
rival. Venció en apenas unos minutos.—Nolan sonrió orgulloso de
lo que había representado su mentor en su momento, vencer sin apenas
matar tributos sería indignante para el Capitolio pero para él y su
distrito significaba valor e inteligencia. Podría resultar una buena
esperanza si no se hubiese conformado con salir de la arena y vivir
en paz y riquezas el resto de su vida. Aunque lo cierto es que
tampoco tenía la fama suficiente para que le siguiesen, ni el
Capitolio, ni el resto de distritos.
—Buena
estrategia. —Reconoció Jack sonriendo también. —Cuando vi que
no me querían en los profesionales planeé hacer algo parecido, pero
no tenía claro como hacer para conocerlo todo sobre ellos y evitar
que me atrapen a la vez. Espiarlos es peligroso, me di cuenta ayer,
aunque reconozco que alguien como la chica del distrito once nos
sería útil. ¿Que te dijo, por cierto?—La chica del distrito once
era bastante rápida y ágil, le intrigaba aquella habilidad que
tenía para columpiarse sobre las ramas como si fuese una especie de
mono. Pocos tributos podrían alcanzarla así y ella podía
observarlos a todos...
“Quizás
te ayude a vivir”
Nolan
sacudió la cabeza quitándose de la mente esas ilusiones vanas que
le habían surgido al mencionar Jack a Jara. ¿En qué demonios
estaba pensando?, el chico del cuatro quería vivir.
—Nada
importante, no te preocupes. Sigue hablando. —Se salió por la
tangente con una sonrisa, para no tener que manifestar en voz alta
sus sospechas sobre los demás tributos y menos sobre los
profesionales. No quería hablar de Sean y menos de Cynthia, no
quería hablar de sus sentimientos personales, no era el momento.
Jack
arqueó una ceja escéptico pero lo dejó estar, si algo tenía Nolan
de valorable era su corazón rebelde y la capacidad para eludir cada
intento de manipulación por parte suya, no iba a sonsacarle nada.
Abrió la boca para seguir su monólogo pero entonces los frenó un
grito.
Y
por su voz aguda casi podría perjurar que se trataba de Annabelle.
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Las cosas se ponen movidas, ¿eh? Tanta tranquilidad comenzaba a cansar. Edito esto para anunciar que estoy participando en un projecto Nouvook, es una página nueva para subir historias que será lanzada a finales de mes. Si les envías una copia de tu historia con los datos que piden, antes de ese tiempo, esté como esté (terminada, comenzada, en proceso...) te hacen una portada. Mirad la mía! *O*
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Las cosas se ponen movidas, ¿eh? Tanta tranquilidad comenzaba a cansar. Edito esto para anunciar que estoy participando en un projecto Nouvook, es una página nueva para subir historias que será lanzada a finales de mes. Si les envías una copia de tu historia con los datos que piden, antes de ese tiempo, esté como esté (terminada, comenzada, en proceso...) te hacen una portada. Mirad la mía! *O*
(¿a qué mola? jajaja Cynthia está perfecta *-*)
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Queridos tributos, aunque me encanta que esteis aquí y me leáis, me gustaría aún más que me dejarais vuestra opinión. Es lo que me anima a seguir la historia más que nunca.^_^