Tributos

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Epílogo: La impulsora de un nuevo juego

Quisiera pedir perdón por no publicar, pero lo cierto es que lo hice adrede ya que los martes estoy bastante ocupada con clases mañana y tar...

jueves, 26 de junio de 2014

Capítulo 18: El valor de un profesional

No debería publicar, lo sé, debería estar estudiando pero no he podido evitarlo. Mis manos quieren avanzar y publicar y no siempre puedo controlarlas. En este capítulo veréis la entrevista de Cynthia, sobre esto solo os puedo declarar una cosa, hay algo que quise hacer cuando creé esta historia, al principio pensé que solo quería hacer ver como le iría a una profesional diferente en los juegos. Pero según he ido escribiendo me he dado cuenta de lo que pretendo realmente y no tiene nada que ver con Cynthia y William y su amor, tiene que ver con los profesionales, todo el mundo los odia porque son asesinos pero, ¿nunca os habéis planteado porque lo hacen?, ¿lo que significa estar en unos juegos del hambre realmente? Es lo que quise demostrar con este capítulo. Espero que os guste.


Capítulo 18: El valor de un profesional


Cynthia por su parte estaba tranquila por una vez, o al menos todo lo tranquila que podía estar después de separarse de Nolan. No quería hacerlo pero William tenía parte de razón. No eran amigos y menos amantes aquí, eran tributos y los tributos no podían amarse. No, si querían vivir. Vivir y cumplir sus objetivos en los juegos...

—Bueno, Cynthia. —Comenzó el presentador la entrevista. —Debo admitir que todos nos sentimos encantados contigo en estos juegos. —Rápidamente se ruborizó y pudo ver que la chica del cuatro la fulminaba con la mirada. Así comprendió porque no se sentía segura con Giannira. La chica del cuatro parecía tenerle envidia desde que comenzaron los juegos e intuía fácilmente porque, ella y William habían, literalmente, eclipsado a todos en el desfile. Habían captado la atención de todo el mundo en estos juegos y eso era precisamente lo que no parecía gustarle a Giannira.

Es bueno saber la estrategia de los otros tributos” Pensó orgullosa de si misma por captar rápidamente la técnica de la tributo del cuatro mientras ella y Caesar simpatizaban la entrevista. El presentador, a pesar de ser del Capitolio, era muy agradable y para mejor le preguntaba constantemente por William. Preguntas que ella contestaba con sinceridad y afecto, siempre hablando bien de él y de ella, de los dos y de lo tanto que se querían. También le preguntó sobre Nolan pero, y a pesar de que ansiaba realmente hablar sobre él, ella no lo hizo. Siguió desviando el tema a William, era lo mejor para los tres en estos juegos.

—¿Entonces, ¿es cierto?, ¿lo adoras?, ¿no?—Le pregunto Caesar, ella asintió mirando a William con una sonrisa. Era cierto, adoraba a William no podía negarlo, a pesar de todos sus defectos, a pesar de que se hubiesen pasado literalmente los juegos discutiendo entre ellos, lo adoraba y siempre lo adoraría. Por eso no podía permitir que hiciese eso por ella.

—Sí, lo adoro —Declaró tranquila. —Lo adoro y admiro. Duele porque estoy aquí y él también. Pero...—Suspiró unos instantes recordando las palabras de Nolan, el que no importase a quién eligiese, Sí quería vivir, tendría que o a: matarlo, o b: dejar que se matase por ella. Pero no sería capaz de hacer ninguna de las dos cosas por más que quisiera. Por eso había tomado esta decisión, era la única que podría realizar fácilmente.

—Es lo que hay. —Dijo el presentador con autentica pena y el Capitolio suspiró en total comprensión. Si Cynthia no supiera lo que eran en realidad, realmente se creería que esa gente tenía corazón. Pero no la tenía, alguien que disfrutaba del sufrimiento ajeno y concretamente del de unos niños, no podía tenerlo.

—Hablemos entonces de tú nota. Diez, una asombrosa puntuación. ¿no creéis? —Ella se ruborizó de nuevo, no sabía realmente como había conseguido sacar la nota que había sacado pero le convenía, les convenía a los dos. —No Caesar. —Dijo simplemente con decisión. —El diez no es solo una puntuación, también es un mensaje. — Y decidió actuar de una vez, no podía pasarse los tres minutos de la entrevista hablando simple y llanamente de su distrito y de William. Tenía que hacer algo más, algo que hiciese que por un instante apostasen por ella y por lo que había convencido a Knight de cambiarle el enfoque, aunque nunca se imaginaría que fuese tan fácil. Tenía que, como le había dicho Nolan antes, coger valor y luchar por lo que quería y desde luego no era a él, por más que lo quisiese realmente.

—¿Un mensaje?—

—Sí. Verás Caesar, hay una cosa que debes entender, que debéis entender todos aquí.—Dijo delicadamente dirigiéndose a no solo el público y los mentores que la observaban en la entrevista, sino también a los tributos, de los cuales, veía con diversión que la mayoría de ellos estaban pasando olímpicamente de lo que ocurría ahí arriba, a pesar de que algunos no pudiesen parar de mirar su traje. No le prestaban atención y entendía porque lo hacían, las entrevistas eran simple y llanamente aburridas. Los tributos se la pasaban, al igual que ella en estos momentos, hablando bien de ellos y del Capitolio. Era útil, sí, pero era realmente aburrido. Solo que en ese caso necesitaba un poco de atención y por eso los miraba también. —Los profesionales. —Dijo con naturalidad. —En realidad no somos tan diferentes, solo tenemos un poco más de valor que los demás. Valor para conseguir lo que queremos, un valor que mucha gente no comprende y francamente puedo entenderlo. No actuamos muy bien en los juegos. —Vio que Nolan la miraba un poco concentrado de más y negó con la cabeza, los dos tenían que hacer un esfuerzo por no admirarse mutuamente en estos juegos. No era conveniente en su situación. El chico del distrito ocho asintió y rápidamente llamó la atención de su compañera de distrito y la hizo hablar con él, comentar la entrevista y distraerlo un poco, para que dejase de mirar a Cynthia que seguía hablando con decisión. —¿Pero nunca os habéis planteado porque lo hacemos realmente? ¿Lo que supone de verdad estar en unos juegos del hambre? ¿El Dilema que se nos plantea? —

—¿Qué Dilema? —Preguntó Caesar y rápidamente Cynthia tejió su plan, era evidente que a gente como Nolan no les iba a gustar eso, no les iba a gustar que los apoyase, pero si quería llegar al final necesitaba que la comprendiesen un poco en estos juegos. Necesitaban que la comprendiesen a ella y a William, necesitaba que apostasen por ellos hasta al final y solo así podían hacerlo. William sabría de que hablaba, los demás no y no tenían porque hacerlo nunca.


William no podía hacer más que observar a Cynthia maravillado, observar como no solo se había ganado al presentador, público y Capitolio en apenas unos segundos. Algo que él nunca podría hacer por más que quisiese, sino que se hallaba, literalmente, hablando bien de él en su entrevista, hablando bien de su relación de él, de ella, de los dos y lo bien que se llevaban. No pudo evitar pensar, por un instante, que ella estaba actuando mejor que él en estos juegos. Sí, quizás dejase ver sus sentimientos a cada tanto pero era precisamente por lo que ahora mismo se hallaba ganándose al Capitolio en estos momentos. “Realmente me he comportado como un idiota en estos juegos, puede que los vigilantes me adoren, pero si el público aboga por mí realmente es por Cynthia. Por ella y por nuestro amor, ella me está ayudando mucho en los juegos y yo, literalmente, no he hecho más que gritarle.” Reflexionó para sí mismo aun avergonzado de su actitud. Pero, cuando no pudo evitar quedarse cautivado por su amor en los juegos del hambre, fue al oírle hablar tan bien de los profesionales, al entenderlos y, finalmente, y sobre todo, al oírle pronunciar esas mismas palabras:

¿Matarías a tus amigos? ¿Darías la vida por alguien? Parecen cosas muy diferentes, ¿verdad?...— Y William literalmente cerró los ojos encantado, dejándose envolver por algo especial, un recuerdo hermoso. Era algo que había pasado hace más de un año, cuando finalmente, y a pesar de que todos en su distrito les miraban extrañados por entenderse, habían consolidado su relación, el momento de su declaración...


Cynthia y él se hallaban tras la academia practicando un poco, la chica prefería hacerlo allí que dentro ya que allí se pasaban el tiempo burlándose de ella, de como a pesar de que supiese disparar muy bien a las dianas ella no se comportaba como si estuviese orgullosa de lo que estaba haciendo. Él tampoco lo entendía por aquel entonces, la había tomado bajo su protección porque, por alguna razón que aun no podía comprender del todo, no podía ni burlarse de ella ni soportar como los demás lo hacían. No podía dañar-la por más que quisiera y era precisamente por eso, por lo que ella, a pesar de que la actitud dominante y controladora de William con todo y todos en su distrito, era simple y llanamente insoportable; no lo odiaba. Le encantaba que él fuese agradable con ella, que fuese bueno, que fuese protector, aunque se pasase el tiempo res-guardándola de todo y de todos. No podía evitarlo, Cynthia parecía tan buena, tan sentimental, tan frágil,...Sentía la necesidad constante de estar ayudándola y protegiéndola constantemente y se dejaba llevar fácilmente por ella. Era muy agradable y dulce y la quería mucho, no sabía porque ya que ella no era precisamente su tipo de chica, pero la quería. Por eso se dejaba llevar por ella a pesar de que en su distrito los mirasen tan mal. Se dejaba llevar por ella y su bondad, su calidez, sus buenos sentimientos. Se dejaba llevar y la amaba aunque aun no se lo había dicho por aquel entonces.

Bueno, a ver Cynthia inspira hondo. — La chica asintió apuntando a la Diana que habían colgado en la pared hace unos instantes, no era algo permitido, pero, por una vez, le daba igual. Cynthia parecía aprender mejor fuera que en la academia así que era mejor dejarlo hacerlo ahí. Además así no tenía que soportar como prácticamente todos se dedicaban a cuchichear sobre ellos a su alrededor. Sí había algo que no podía soportar y por lo que prácticamente perdía fácilmente la paciencia en su distrito, era que hablasen mal de ellos. Así que era mejor así a pesar de que no debiesen. Ella visualizó el objetivo pero una lágrima pareció bajar por su mejilla y falló, él suspiró, ¿que le pasaba hoy? Parecía más susceptible que los demás días, ¿por qué se ponía tan nerviosa? No iba a pasar-les nada allí. No los iban a ver por más que lo temiese. Lentamente se situó tras ella y la abrazó unos instantes.

¿Por qué pareces tan afectada hoy? ¿Te ha hecho algo mi hermana otra vez?— La hermana de William era una arrogante a la cual le encantaba meterse con los demás, pero precisamente con Cynthia y él se había pasado desde que la conocía discutiendo con Rubí por esa razón. No comprendía porque no podía dejarla en paz, como si no hubiese personas débiles tras la academia como para que fuese detrás de Cynthia día sí y día también. De verdad que no soportaba esa actitud por más que él la tuviese también con los demás, no la soportaba con Cynthia, ella no merecía nada de esto. Solo era un poco más sentimental que los demás, tampoco es que fuese un crimen.

Cynthia negó con la cabeza pero no contestó nada sino que lo separó algo brusca y se apartó un poco de él. Testarudo la siguió, odiaba que lo esquivase, en serio, odiaba no saber lo que le pasaba a la pequeña profesional constantemente, realmente lo odiaba. Cynthia debería de aprender a confesarse con él, no iba a hacerle nada, nunca podría.

¡Cynthia por favor dímelo! — Exigió acercándose de nuevo, ella volvió a ignorarle y se concentró en acertar, cosa que hizo muy bien pero seguía inquieta por algo que no podía comprender. Bruscamente, la cogió del brazo y la hizo girarse hacia él rápidamente. Por un instante, la profesional rubia pareció asustarse un poco, pero su mirada preocupada le hizo relajarse de nuevo. — Sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿verdad?— Ella asintió mirándolo aun algo dubitativa pero finalmente suspiró y lo llevó hacia un pequeño callejón, bien oculto, asustada. Él la miró extrañado pero la dejó guiarle, en algún momento en su cabeza no pudo evitar surgir-le la idea de que no deberían estar escondiéndose así cuando faltaba un mes para los juegos del hambre. Pero tampoco es que planeasen huir de su distrito ni nada parecido, él prácticamente, estaba encantado con el Capitolio y su vida allí y ella tampoco pareciese con muchas ganas de irse así que no había ningún problema por andar a las escondidas cada dos por tres.

Sabes que se acercan los próximos juegos del hambre William, ¿verdad?— Él asintió tranquilo, a Cynthia parecía darle bastante miedo la cosecha pero tampoco era tan extraño teniendo en cuenta que nunca se había comportado como una futura asesina en su distrito.

No vas a salir en la cosecha, pequeña. Siempre salen o los más fuertes o las familias de los vencedores y tú prácticamente no estás en ninguno de esos grupos. — Ella asintió lentamente, pero negó con la cabeza bajando la voz con extrema precaución antes de hablar.

No me preocupa eso William, ojalá pensase solo en acabar en la arena, sería más sencillo así. Lo que no puedo dejar de pensar realmente es en niños. Los veo por todas partes, en la academia, en el distrito y ahora con las emisiones del Capitolio aun más. — William prácticamente no entendía que quería decir, porque hablaba de niños ahora, ¿que tenían que ver los niños con esta conversación? — Niños perdidos que solo quieren volver a casa. — Cynthia suspiró mientras jugueteada con uno de sus cuchillos inquieta. Seguidamente la abrazó, no soportaba verla así. Pero ella suspiró y se alejó de él, de nuevo, angustiada. Nunca había entendido porque los juegos del hambre parecían afectarla tanto, no iba a pasar-le nada en ellos, nunca saldría elegida. En cuanto a los otros chicos de su distrito todos estaban prácticamente preparados para el momento, saldrían de allí fácilmente. Cynthia inspiró hondo, e invitándolo a acercarse de nuevo, volvió a hablarle en voz cada vez más baja y cautelosa. Era mejor que nadie imprevisto oyese lo que iba a decir ahora, supondría su muerte.— Veo a los niños de los distritos desfavorecidos llorando por volver a casa. Siempre los veo por más que no quiera. Y nos veo a nosotros...profesionales, gente engañada, manejada por el Capitolio para matarlos a sangre fría. — Finalmente soltó el arma mirándose las manos horrorizada y mirándolo a él igual de mal; y William empezó a comprender. Cynthia, al contrario que él, realmente odiaba a los juegos del hambre, los odiaba porque era demasiado buena y no dejaba de pensar en los tributos de ellos y sus muertes, por eso estaba tan afectada cada año de cosecha. — ¿No lo comprendes William?— Dijo mientras las lágrimas surgían de sus ojos ambarinos. — Esto es sencillamente horrible, el Capitolio no debería de poder hacer esto. No debería de utilizarnos para matarnos entre nosotros por más que le haya enfadado que hace muchos años hallamos tenido la osadía de sublevarnos. Esto está mal, muy mal y me horroriza. No soporto ver a la gente sufrir, Will. — Lentamente él la abrazó conmovido, sabía que esto que estaba diciendo estaba mal pero era incapaz de frenarla, la veía llorar y no podía hacer nada contra ella. No podía, simplemente no podía. — No lo soporto, decididamente no lo soporto. ¡Y odio tener que mirarlo como si no me afectara año tras año! Lo odio, realmente lo odio. Esto está mal, todo está mal aquí, ¿porque nadie lo ve?— Él la observó asustado, Cynthia no debería de pensar eso, no debería de preocuparse por los chicos de otros distritos. No debería de preocuparse por otra cosa que no fuesen ellos dos. Pero, por encima de todo, no debería de decir que el Capitolio estuviese actuando mal, no debería, definitivamente no debería, debería comprender-les, al igual que lo había hecho él en su momento.

¿Sabes lo que acabas de decir Cynthia? — Dijo con cuidado intentando hacer-la razonar. — Acabas de hablar mal del Capitolio, esto podría costarte la vida. — Pero Cynthia no lo hizo, sino que, inesperadamente, lo apartó de una sacudida realmente enfadada y dijo.

¡Pues adelante Will, de-nuncia-me! Ve y diles a todos esos señores que adoras, no sé porque, que soy una traidora. Me matarán, pero al menos no tendría que seguir soportando tanta violencia gratuita, así que adelante, cógeme y llévame ante el Capitolio William, como el títere que eres, al igual que todo esta gente que esta aquí sonriendo sin importarles que maten gente ante ellos. Que maten gente y os hagan matarla sin rechistar. ¡Hazlo!, ¡hazlo por lo que más quieras! ¡No vas a cambiar nada!— Le replicó completamente desatada, la idea de un agente de la paz matándola ante él, literalmente, lo horrorizó. No podía llevarla allí por más que debiese, no podía, simplemente, no podía. Decididamente le cogió la mano delicadamente y dijo con sinceridad.

No voy a hacer eso Cynthia.

¿Por qué no? — Sentenció ella. — Sabes que no deberías protegerme siempre, esto no está bien. —Él suspiró y la retuvo unos instantes diciendo:

Porque soy profesional. — Ella pestañeó mirándole extrañada, veía en sus ojos que no comprendía nada, Cynthia no comprendía a los profesionales, no todos eran gente engañada, no todos hacían esto porque quisiesen sino porque era lo que había que hacer, era la única forma de salir de allí. Matar para no morir, en eso consistían los juegos del hambre y por eso debían entrenarse y mirar los juegos, tenían que aprender a hacerlo, por más que a ella, al contrario que él, no pareciese gustarle la experiencia.

No comprendes, ¿verdad? Llevas mirando los juegos del hambre desde los diez años pero aun así no acabas de comprender-lo. Si bien es cierto que todos vamos felices a los juegos, al fin y al cabo las recompensas dadas por ganarlos son simple y llanamente tentadoras. Podemos tener lo que queramos con tal de que los ganemos. Sin embargo, para ganar, para sobrevivir, todos nos tenemos que plantear dilemas, dilemas que los demás no entienden.

¿Que quieres decir?

¿Matarías a tus amigos si fuese necesario, Cynthia?— Ella lo miró algo horrorizada porque hablase de matar con tanta naturalidad pero siguió atendiéndolo concentrada. — ¿Sacrificarías tu vida por alguien? — Seguidamente la miró dulcemente al ver que la chica a pesar de todo asentía.
Yo sí y no precisamente porque me guste, sino porque es la única forma de conseguir lo que quiera. Los profesionales no somos asesinos sin corazón ,Cynthia, solo tenemos un poco más de valor que los demás. Valor para conseguir nuestros deseos, sean cuáles sean. Porque eso es en lo que consiste realmente ser profesional, en tener valor para conseguir todo lo que quieras. Y es precisamente por eso por lo que no voy a denunciarte ante el Capitolio, te quiero a ti, no a ellos. Te quiero a ti y lucharé con valor para conservarte seas como seas.

Oh, William. — Suspiró finalmente Cynthia encantada y se besaron con pasión y amor. Sabían que lo suyo no estaba bien, que eran muy diferentes y no deberían de entenderse, pero no les importó. Se amaban, se amaban realmente y siempre lo harían pasase lo que pasase entre ellos.

William suspiró abrumado por los recuerdos de ellos, mientras Cynthia hablaba, literalmente, de que, como él le había dicho aquel día, ser profesional consistía en adquirir valor y eso es lo que iba a hacer en estos juegos, adquirir valor y luchar por él en la arena, porque lo quería y no podría soportar perder-lo. Realmente se sentía encantado con la chica pero no podía dejarle matarse, no podía dejarla morir. Si lo hacía, él se sentiría simple y llanamente destrozado, no, no podía perder-la, punto y final. Mientras, Cynthia bajaba decidida del escenario, no parecía muy feliz a pesar de que hiciese todo esto por él. Bueno, nada era fácil en estos juegos y además aun no se habían reconciliado. Decidido, acudió junto a ella y la abrazó arrepentido y llenándola de besos.

—Lo siento, lo siento, lo siento. — le susurró. — Tenías razón, me he comportado como un idiota contigo, lo siento mucho. —Ella suspiró y negó con la cabeza.

—No del todo. —Le contestó. —Tienes razón en una cosa aquí. — Seguidamente ella desvió la mirada unos instantes para el chico del ocho y suspiró. —No podemos amarnos.—Declaró. Él simplemente la abrazó. No soportaba que estuviese tan destrozada por más que hubiese actuado bien. Tenía la sensación de que Cynthia se echaría a llorar en cualquier momento y él no podía permitirse eso. No podría soportar verla llorar.

—Tranquila, ya lo olvidarás con el tiempo, no te preocupes. Estás haciendo esto bien. Solo déjame salvarte, ¿de acuerdo? Tú no puedes matar a nadie por más que quieras. —

—William, sigo sin poder soportar que des la vida sin rechistar por mí, lo siento. No merezco eso por más que quieras hacerlo.— William suspiró algo cansado cuando, literalmente, una ola de flashes los deslumbró haciendo que se separasen repentinamente.

—Enternecedor, ¿verdad? — Dijo Caesar junto a ellos. — ¿Por qué no subes William? Todos estaremos encantados de saber lo que tienes previsto para estos juegos. — El chico sonrió y decidió subir mientras ella volvía a su sitio, necesitaba volver a manejar esto de una vez sino no conseguiría sacarla y tenía que hacerlo. No podía perder-la, no podía, simplemente, no podía.


Al oír los gritos del público una oleada de júbilo le recorrió, él, al contrario que Cynthia, no se sentía cohibido por tantas atenciones. Siempre le había gustado ser popular en su distrito pero esto era diferente, no era miedo lo que veía en sus rostros, era aprecio, adoración. Realmente le querían aunque no sabía muy bien porqué. Pero al mirar a los vigilantes, ver como le estudiaban a él y a los demás tributos. William no pudo evitar sentir algo de miedo al recordar las palabras de Evans sobre ellos. Él le había insinuado muy sutilmente que si quería ganárselos tenía que convencerlos de que podría ganar los juegos, pero eso significaba abandonar a Cynthia. Y si hacía eso...ella moriría en la arena, era evidente, seguir sus juegos no la salvaría, lo sabía de sobra desde las primeras encuestas. Si los vigilantes no le prestaban atención a Cynthia, no la apoyarían. Y si no la apoyaban no podría salir. No importaba lo que hiciese en la arena, Cynthia no era una tributo normal, era una rebelde y no les dejarían sacarla tan fácilmente...

Pero entonces, ¿que hacer? ¿Como salvarla realmente? Estaba indeciso, indeciso y desesperado.

—Veo que esto te gusta William, ¿estás contento de estar en los juegos entonces? —Dijo el presentador. El chico observó al público unos instantes reflexivo, al público que estaba encantado con él, con él y Cynthia. Con los dos. Seguidamente observó a los vigilantes que le observaban con una sonrisa maliciosa. Y entonces...supo que hacer, no era algo algo correcto pero sí factible:

—Lo estaría si no estuviese ella. —Dijo directamente sorprendiendo a todos, las cámaras enfocaron a Cynthia unos instantes pero William no pudo evitar pensar que, a pesar de todo, no parecía muy feliz con lo que había hecho. Sin embargo, aquello en cierto modo le favoreció y enseguida se oyeron unos suspiros de pena, Cynthia pestañeó algo sorprendida y asustada y William le sonrió seguro. La chica asintió y fingió una sonrisa. Era mejor no darle a entender que no estaba de acuerdo con esto y resignarse. William siempre abogaría por salvarla y nada de lo que hiciese ella le haría cambiar de opinión.

Él siguió hablando—El Capitolio nos trata muy bien y realmente me encantan estas atenciones, pero aun así yo sigo decidido a salvarla. Por eso me he presentado voluntario. —Seguidamente cogió el micrófono y se dirigió hacia ella de nuevo. Le encantaba esto. Estar enamorados en los juegos no era bueno pero a él le favorecía como nunca. Le permitiría conseguir su objetivo, salvarla y eso se sentía bien, muy bien.—Te sacaré de aquí Cynthia, cueste lo que cueste. Volverás a tu distrito y serás feliz de nuevo, te lo prometo. —La oleada de suspiros y gritos le hizo sonreír emocionado y a ella también un poco. El Capitolio les quería, les quería de verdad, querían ayudarle, ayudarlos a los dos y se sentía bien. “No comprendo porque Cynthia los odia tanto ahora mismo están dispuestos a ayudarnos. Incluso les damos pena por estar enamorados en los juegos.” pensó viéndoles.

—Y es obvio que puedes hacerlo después de semejante puntuación. Tu nota nos ha sorprendido realmente a todos, ¿nos puedes decir como has sacado un once William?—Él se rió encantado.

—Podría Caesar, pero entonces creo que tendría que matarte. —Bromeó alegre. —No es que te guarde rencor pero entre que la sección es privada y todos sabrían mis tácticas para la arena, realmente tendría que hacerlo. —Observó al público unos instantes que los miraban encantados con eso. —Tendría que mataros a todos. —Añadió y el público retinó en autenticas carcajadas.

—Está bien, está bien. —Dijo Caesar fingiendo estar aterrado. —_No te preguntaré más. —William no pudo evitar sonreír son cierta satisfacción, le encantaba que le tuvieran miedo ya fuera este fingido o no. Aparte si los vigilantes lo veían como un asesino letal quizás le favorecieran de todos modos, al Capitolio le encantaban los asesinos, se había dado cuenta fácilmente al ver los juegos año tras año, los tributos profesionales que ganaban los juegos siempre eran los que más mataban. Así que no había ningún problema por jugar al asesino aquí, al contrario.

El resto de la entrevista pasó rápidamente, no le hicieron muchas preguntas sobre Nolan, cosa que agradeció. No quería hablar mal de él. Sabía que esto destrozaría a Cynthia más de lo que ya estaba y él no podía permitirse eso. Le seguía cayendo horriblemente mal, pero después de ver que Cynthia no había dicho ni una palabra sobre él, no le pareció correcto sacar a relucir el tema. Acabada la entrevista, bajó y volvió a abrazarla. Cynthia se dejó acunar pero no dijo nada, simplemente sollozó.

—¿Podrías dejar de reaccionar así?—Le susurró. —_Hago todo esto por tu bien y me estás haciendo sentir simple y llanamente horrible. —Ella se separó fulminando-le con la mirada.


—¡No puedo dejar de sentir Will!—Le increpó contrariada pero no lo soltó del todo. Era mejor no hacer-lo. Todos los estaban mirando y William tenía razón. Todo esto era por ella, no podía enfadarse por eso, no era razonable.—Pero tienes razón, no te mereces esto después de lo que haces. Solo dame tiempo, ¿vale?— Él asintió con una sonrisa comprensiva y se abrazaron para luego volver a sus respectivos sitios, mientras Miller subía a su entrevista feliz y orgullosa. En su interior sintió ganas de darle suerte pero decidió no hacerlo, no podía volverse amigo de ella en estos juegos y ya bastante contacto habían tenido durante la entrevista de Cynthia como para tenerlo después. No podía apreciarla por más que quisiese. Tendría que matarla, al igual que a todo el mundo en estos juegos. Matarlos para que Cynthia viviese hasta el final.
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Una cosa, antes de irme, el dilema de los profesionales no es mío, lo he cogido prestado de una las canciones de un anime llamado Mirai Nikki cuyo argumento es, según wikipedia, este:
"Amano Yukiteru es un chico con problemas para hacer amigos que gasta todo su tiempo escribiendo un diario en su celular, desde el punto de vista de un espectador, y hablando con su "amigo imaginario" Deus ex Machina; Dios del tiempo y espacio. Un día (marcando el inicio de la serie), Deus resulta no ser sólo un amigo imaginario sino realmente un Dios que, además de Yukiteru, once personas más también podían ver y escuchar; este ser divino crea un Juego de supervivencia, en el cual le ha dado un diario predictivo del futuro a cada uno de los participantes elegidos. Las reglas del juego son simples, los doce dueños de diarios deben matarse entre ellos y el último que sobreviva se convertirá en el nuevo sucesor al trono de Dios, ya que Deus está muriendo.

Así, Yukiteru es presentado -sin revelar identidades- mediante Deus a los demás como el primer usuario de diario, y el último en haberse enterado de ello."
Aquí os dejo la canción:


A mí realmente me encanta, la protagonista femenina, Yuno está loca y quiere asesinar a todo el mundo solo porque Yuki sobreviva al juego, un poco como quiere hacer William con Cynthia realmente, matar a todo el mundo, incluido a si mismo para sacarla. Ya veis los parecidos, ¿no? Estos juegos van a estar sensacionales, ya lo vereís.

3 comentarios:

  1. WOAAAH!! Escribes de miedo, como se te ocurren estas cosas? Debes de tener una imaginación enorme para hacer todos estos líos con personajes y que lo entendamos. Escribes genial, no pares porque puedes ser una escritora genial. Tus capítulos son geniales y que sepas que te leo desde hace mucho tiempo pero esperaba a la última entrada para escribirte esto y que lo leyeras. Yo también tengo un blog de los juegos del hambre, me lo hice hace poco y sólo tengo tres capítulos, me gustaría que lo visitaras y me dieras tu opinión.
    http://1juegosdelhambre.blogspot.com.es/?m=1
    Muchísimas gracias y muchos ánimos para seguir con el blog!! ♡

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    1. ¿De verdad piensas eso de mí? Graciaaaas *-* La verdad es que no lo sé, siempre he tenido mucha imaginación, sí pero por encima de todo escribo con el corazón. Creo un montón de personajes y me meto en su corazón, no sé como pero lo hago. Práctica de leer a escritores cada vez más dotados y escribir, llevo años en esto solo para divertirme y no he hecho más que perfeccionarlo para sentiurme bien cada vez que lo leo. No busco solo que os guste a vosotros, busco que me guste a mí y solo publico en ese momento. Supongo que es por eso, no sé, yo tampoco lo entiendo, solo sé que al leer mis capítulos, la mayoría de las veces me quedo encantada y no me creo que eso lo haya escrito yo. He visto tu blog, está bien, los capítulos son algo cortos pero no está nada mal para ser tu primer fanfic, me gusta, te seguiré leyendo y espero que me leas a mi. Tu comentario me ha alegrado mucho, llevaba practicmente un monton de capítulos sin recibir nada salvo comentarios sobre cuando llegaré a la arena, yo también quiero llegar a ella pero antes debéis entender todo así que lo siento si tardo en llegar a la acción. Has pronto y gracias de nuevo.

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  2. Por supuesto que te seguiré leyendo! Ya sé que los capítulos son cortitos, intentaré hacerlos medianamente largos, pero no tanto como tú q los haces enormes. Jajajajajaj.
    Muchos besos ♡

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Queridos tributos, aunque me encanta que esteis aquí y me leáis, me gustaría aún más que me dejarais vuestra opinión. Es lo que me anima a seguir la historia más que nunca.^_^