Capítulo 18: El valor de un
profesional
Cynthia por su
parte estaba tranquila por una vez, o al menos todo lo tranquila que
podía estar después de separarse de Nolan. No quería hacerlo pero
William tenía parte de razón. No eran amigos y menos amantes aquí,
eran tributos y los tributos no podían amarse. No, si querían
vivir. Vivir y cumplir sus objetivos en los juegos...
—Bueno,
Cynthia. —Comenzó el presentador la entrevista. —Debo admitir
que todos nos sentimos encantados contigo en estos juegos.
—Rápidamente se ruborizó y pudo ver que la chica del cuatro la
fulminaba con la mirada. Así comprendió porque no se sentía segura
con Giannira. La chica del cuatro parecía tenerle envidia desde que
comenzaron los juegos e intuía fácilmente porque, ella y William
habían, literalmente, eclipsado a todos en el desfile. Habían
captado la atención de todo el mundo en estos juegos y eso era
precisamente lo que no parecía gustarle a Giannira.
“Es
bueno saber la estrategia de los otros tributos” Pensó
orgullosa de si misma por captar rápidamente la técnica de la
tributo del cuatro mientras ella y Caesar simpatizaban la entrevista.
El presentador, a pesar de ser del Capitolio, era muy agradable y
para mejor le preguntaba constantemente por William. Preguntas que
ella contestaba con sinceridad y afecto, siempre hablando bien de él
y de ella, de los dos y de lo tanto que se querían. También le
preguntó sobre Nolan pero, y a pesar de que ansiaba realmente hablar
sobre él, ella no lo hizo. Siguió desviando el tema a William, era
lo mejor para los tres en estos juegos.
—¿Entonces,
¿es cierto?, ¿lo adoras?, ¿no?—Le pregunto Caesar, ella asintió
mirando a William con una sonrisa. Era cierto, adoraba a William no
podía negarlo, a pesar de todos sus defectos, a pesar de que se
hubiesen pasado literalmente los juegos discutiendo entre ellos, lo
adoraba y siempre lo adoraría. Por eso no podía permitir que
hiciese eso por ella.
—Sí, lo
adoro —Declaró tranquila. —Lo adoro y admiro. Duele porque estoy
aquí y él también. Pero...—Suspiró unos instantes recordando
las palabras de Nolan, el que no importase a quién eligiese, Sí
quería vivir, tendría que o a: matarlo, o b: dejar que se matase
por ella. Pero no sería capaz de hacer ninguna de las dos cosas por
más que quisiera. Por eso había tomado esta decisión, era la única
que podría realizar fácilmente.
—Es lo que
hay. —Dijo el presentador con autentica pena y el Capitolio suspiró
en total comprensión. Si Cynthia no supiera lo que eran en realidad,
realmente se creería que esa gente tenía corazón. Pero no la
tenía, alguien que disfrutaba del sufrimiento ajeno y concretamente
del de unos niños, no podía tenerlo.
—Hablemos
entonces de tú nota. Diez, una asombrosa puntuación. ¿no creéis?
—Ella se ruborizó de nuevo, no sabía realmente como había
conseguido sacar la nota que había sacado pero le convenía, les
convenía a los dos. —No Caesar. —Dijo simplemente con decisión.
—El diez no es solo una puntuación, también es un mensaje. — Y
decidió actuar de una vez, no podía pasarse los tres minutos de la
entrevista hablando simple y llanamente de su distrito y de William.
Tenía que hacer algo más, algo que hiciese que por un instante
apostasen por ella y por lo que había convencido a Knight de
cambiarle el enfoque, aunque nunca se imaginaría que fuese tan
fácil. Tenía que, como le había dicho Nolan antes, coger valor y
luchar por lo que quería y desde luego no era a él, por más que lo
quisiese realmente.
—¿Un
mensaje?—
—Sí. Verás
Caesar, hay una cosa que debes entender, que debéis entender todos
aquí.—Dijo delicadamente dirigiéndose a no solo el público y los
mentores que la observaban en la entrevista, sino también a los
tributos, de los cuales, veía con diversión que la mayoría de
ellos estaban pasando olímpicamente de lo que ocurría ahí arriba,
a pesar de que algunos no pudiesen parar de mirar su traje. No le
prestaban atención y entendía porque lo hacían, las entrevistas
eran simple y llanamente aburridas. Los tributos se la pasaban, al
igual que ella en estos momentos, hablando bien de ellos y del
Capitolio. Era útil, sí, pero era realmente aburrido. Solo que en
ese caso necesitaba un poco de atención y por eso los miraba
también. —Los profesionales. —Dijo con naturalidad. —En
realidad no somos tan diferentes, solo tenemos un poco más de valor
que los demás. Valor para conseguir lo que queremos, un valor que
mucha gente no comprende y francamente puedo entenderlo. No actuamos
muy bien en los juegos. —Vio que Nolan la miraba un poco
concentrado de más y negó con la cabeza, los dos tenían que hacer
un esfuerzo por no admirarse mutuamente en estos juegos. No era
conveniente en su situación. El chico del distrito ocho asintió y
rápidamente llamó la atención de su compañera de distrito y la
hizo hablar con él, comentar la entrevista y distraerlo un poco,
para que dejase de mirar a Cynthia que seguía hablando con decisión.
—¿Pero nunca os habéis planteado porque lo hacemos realmente? ¿Lo
que supone de verdad estar en unos juegos del hambre? ¿El Dilema que
se nos plantea? —
—¿Qué
Dilema? —Preguntó Caesar y rápidamente Cynthia tejió su plan,
era evidente que a gente como Nolan no les iba a gustar eso, no les
iba a gustar que los apoyase, pero si quería llegar al final
necesitaba que la comprendiesen un poco en estos juegos. Necesitaban
que la comprendiesen a ella y a William, necesitaba que apostasen por
ellos hasta al final y solo así podían hacerlo. William sabría de
que hablaba, los demás no y no tenían porque hacerlo nunca.
William no
podía hacer más que observar a Cynthia maravillado, observar como
no solo se había ganado al presentador, público y Capitolio en
apenas unos segundos. Algo que él nunca podría hacer por más que
quisiese, sino que se hallaba, literalmente, hablando bien de él en
su entrevista, hablando bien de su relación de él, de ella, de los
dos y lo bien que se llevaban. No pudo evitar pensar, por un
instante, que ella estaba actuando mejor que él en estos juegos. Sí,
quizás dejase ver sus sentimientos a cada tanto pero era
precisamente por lo que ahora mismo se hallaba ganándose al
Capitolio en estos momentos. “Realmente me he comportado
como un idiota en estos juegos, puede que los vigilantes me adoren,
pero si el público aboga por mí realmente es por Cynthia. Por ella
y por nuestro amor, ella me está ayudando mucho en los juegos y yo,
literalmente, no he hecho más que gritarle.” Reflexionó
para sí mismo aun avergonzado de su actitud. Pero, cuando no pudo
evitar quedarse cautivado por su amor en los juegos del hambre, fue
al oírle hablar tan bien de los profesionales, al entenderlos y,
finalmente, y sobre todo, al oírle pronunciar esas mismas palabras:
—¿Matarías
a tus amigos? ¿Darías la vida por alguien? Parecen cosas muy
diferentes, ¿verdad?...— Y William literalmente cerró
los ojos encantado, dejándose envolver por algo especial, un
recuerdo hermoso. Era algo que había pasado hace más de un año,
cuando finalmente, y a pesar de que todos en su distrito les miraban
extrañados por entenderse, habían consolidado su relación, el
momento de su declaración...
Cynthia y él
se hallaban tras la academia practicando un poco, la chica prefería
hacerlo allí que dentro ya que allí se pasaban el tiempo burlándose
de ella, de como a pesar de que supiese disparar muy bien a las
dianas ella no se comportaba como si estuviese orgullosa de lo que
estaba haciendo. Él tampoco lo entendía por aquel entonces, la
había tomado bajo su protección porque, por alguna razón que aun
no podía comprender del todo, no podía ni burlarse de ella ni
soportar como los demás lo hacían. No podía dañar-la por más que
quisiera y era precisamente por eso, por lo que ella, a pesar de que
la actitud dominante y controladora de William con todo y todos en su
distrito, era simple y llanamente insoportable; no lo odiaba. Le
encantaba que él fuese agradable con ella, que fuese bueno, que
fuese protector, aunque se pasase el tiempo res-guardándola de todo
y de todos. No podía evitarlo, Cynthia parecía tan buena, tan
sentimental, tan frágil,...Sentía la necesidad constante de estar
ayudándola y protegiéndola constantemente y se dejaba llevar
fácilmente por ella. Era muy agradable y dulce y la quería mucho,
no sabía porque ya que ella no era precisamente su tipo de chica,
pero la quería. Por eso se dejaba llevar por ella a pesar de que en
su distrito los mirasen tan mal. Se dejaba llevar por ella y su
bondad, su calidez, sus buenos sentimientos. Se dejaba llevar y la
amaba aunque aun no se lo había dicho por aquel entonces.
—Bueno,
a ver Cynthia inspira hondo. — La chica asintió
apuntando a la Diana que habían colgado en la pared hace unos
instantes, no era algo permitido, pero, por una vez, le daba igual.
Cynthia parecía aprender mejor fuera que en la academia así que era
mejor dejarlo hacerlo ahí. Además así no tenía que soportar como
prácticamente todos se dedicaban a cuchichear sobre ellos a su
alrededor. Sí había algo que no podía soportar y por lo que
prácticamente perdía fácilmente la paciencia en su distrito, era
que hablasen mal de ellos. Así que era mejor así a pesar de que no
debiesen. Ella visualizó el objetivo pero una lágrima pareció
bajar por su mejilla y falló, él suspiró, ¿que le pasaba hoy?
Parecía más susceptible que los demás días, ¿por qué se ponía
tan nerviosa? No iba a pasar-les nada allí. No los iban a ver por
más que lo temiese. Lentamente se situó tras ella y la abrazó unos
instantes.
—¿Por
qué pareces tan afectada hoy? ¿Te ha hecho algo mi hermana otra
vez?— La hermana de William era una arrogante a la cual
le encantaba meterse con los demás, pero precisamente con Cynthia y
él se había pasado desde que la conocía discutiendo con Rubí por
esa razón. No comprendía porque no podía dejarla en paz, como si
no hubiese personas débiles tras la academia como para que fuese
detrás de Cynthia día sí y día también. De verdad que no
soportaba esa actitud por más que él la tuviese también con los
demás, no la soportaba con Cynthia, ella no merecía nada de esto.
Solo era un poco más sentimental que los demás, tampoco es que
fuese un crimen.
Cynthia negó
con la cabeza pero no contestó nada sino que lo separó algo brusca
y se apartó un poco de él. Testarudo la siguió, odiaba que lo
esquivase, en serio, odiaba no saber lo que le pasaba a la pequeña
profesional constantemente, realmente lo odiaba. Cynthia debería de
aprender a confesarse con él, no iba a hacerle nada, nunca podría.
—¡Cynthia
por favor dímelo! — Exigió acercándose de nuevo, ella
volvió a ignorarle y se concentró en acertar, cosa que hizo muy
bien pero seguía inquieta por algo que no podía comprender.
Bruscamente, la cogió del brazo y la hizo girarse hacia él
rápidamente. Por un instante, la profesional rubia pareció
asustarse un poco, pero su mirada preocupada le hizo relajarse de
nuevo. — Sabes que puedes contarme cualquier cosa,
¿verdad?— Ella asintió mirándolo aun algo dubitativa
pero finalmente suspiró y lo llevó hacia un pequeño callejón,
bien oculto, asustada. Él la miró extrañado pero la dejó guiarle,
en algún momento en su cabeza no pudo evitar surgir-le la idea de
que no deberían estar escondiéndose así cuando faltaba un mes para
los juegos del hambre. Pero tampoco es que planeasen huir de su
distrito ni nada parecido, él prácticamente, estaba encantado con
el Capitolio y su vida allí y ella tampoco pareciese con muchas
ganas de irse así que no había ningún problema por andar a las
escondidas cada dos por tres.
—Sabes
que se acercan los próximos juegos del hambre William, ¿verdad?—
Él asintió tranquilo, a Cynthia parecía darle bastante miedo la
cosecha pero tampoco era tan extraño teniendo en cuenta que nunca se
había comportado como una futura asesina en su distrito.
—No
vas a salir en la cosecha, pequeña. Siempre salen o los más fuertes
o las familias de los vencedores y tú prácticamente no estás en
ninguno de esos grupos. — Ella asintió lentamente, pero
negó con la cabeza bajando la voz con extrema precaución antes de
hablar.
—No
me preocupa eso William, ojalá pensase solo en acabar en la arena,
sería más sencillo así. Lo que no puedo dejar de pensar realmente
es en niños. Los veo por todas partes, en la academia, en el
distrito y ahora con las emisiones del Capitolio aun más. —
William prácticamente no entendía que quería decir, porque hablaba
de niños ahora, ¿que tenían que ver los niños con esta
conversación? — Niños perdidos que solo quieren volver
a casa. — Cynthia suspiró mientras jugueteada con uno
de sus cuchillos inquieta. Seguidamente la abrazó, no soportaba
verla así. Pero ella suspiró y se alejó de él, de nuevo,
angustiada. Nunca había entendido porque los juegos del hambre
parecían afectarla tanto, no iba a pasar-le nada en ellos, nunca
saldría elegida. En cuanto a los otros chicos de su distrito todos
estaban prácticamente preparados para el momento, saldrían de allí
fácilmente. Cynthia inspiró hondo, e invitándolo a acercarse de
nuevo, volvió a hablarle en voz cada vez más baja y cautelosa. Era
mejor que nadie imprevisto oyese lo que iba a decir ahora, supondría
su muerte.— Veo a los niños de los distritos
desfavorecidos llorando por volver a casa. Siempre los veo por más
que no quiera. Y nos veo a nosotros...profesionales, gente engañada,
manejada por el Capitolio para matarlos a sangre fría. —
Finalmente soltó el arma mirándose las manos horrorizada y
mirándolo a él igual de mal; y William empezó a comprender.
Cynthia, al contrario que él, realmente odiaba a los juegos del
hambre, los odiaba porque era demasiado buena y no dejaba de pensar
en los tributos de ellos y sus muertes, por eso estaba tan afectada
cada año de cosecha. — ¿No lo comprendes William?—
Dijo mientras las lágrimas surgían de sus ojos ambarinos. — Esto
es sencillamente horrible, el Capitolio no debería de poder hacer
esto. No debería de utilizarnos para matarnos entre nosotros por más
que le haya enfadado que hace muchos años hallamos tenido la osadía
de sublevarnos. Esto está mal, muy mal y me horroriza. No soporto
ver a la gente sufrir, Will. — Lentamente él la abrazó
conmovido, sabía que esto que estaba diciendo estaba mal pero era
incapaz de frenarla, la veía llorar y no podía hacer nada contra
ella. No podía, simplemente no podía. — No lo soporto,
decididamente no lo soporto. ¡Y odio tener que mirarlo como si no me
afectara año tras año! Lo odio, realmente lo odio. Esto está mal,
todo está mal aquí, ¿porque nadie lo ve?— Él la
observó asustado, Cynthia no debería de pensar eso, no debería de
preocuparse por los chicos de otros distritos. No debería de
preocuparse por otra cosa que no fuesen ellos dos. Pero, por encima
de todo, no debería de decir que el Capitolio estuviese actuando
mal, no debería, definitivamente no debería, debería
comprender-les, al igual que lo había hecho él en su momento.
—¿Sabes
lo que acabas de decir Cynthia? — Dijo con cuidado
intentando hacer-la razonar. — Acabas de hablar mal del
Capitolio, esto podría costarte la vida. — Pero Cynthia
no lo hizo, sino que, inesperadamente, lo apartó de una sacudida
realmente enfadada y dijo.
—¡Pues
adelante Will, de-nuncia-me! Ve y diles a todos esos señores que
adoras, no sé porque, que soy una traidora. Me matarán, pero al
menos no tendría que seguir soportando tanta violencia gratuita, así
que adelante, cógeme y llévame ante el Capitolio William, como el
títere que eres, al igual que todo esta gente que esta aquí
sonriendo sin importarles que maten gente ante ellos. Que maten gente
y os hagan matarla sin rechistar. ¡Hazlo!, ¡hazlo por lo que más
quieras! ¡No vas a cambiar nada!— Le replicó
completamente desatada, la idea de un agente de la paz matándola
ante él, literalmente, lo horrorizó. No podía llevarla allí por
más que debiese, no podía, simplemente, no podía. Decididamente le
cogió la mano delicadamente y dijo con sinceridad.
—No
voy a hacer eso Cynthia. —
—¿Por
qué no? — Sentenció ella. — Sabes que no
deberías protegerme siempre, esto no está bien. —Él
suspiró y la retuvo unos instantes diciendo:
—Porque
soy profesional. — Ella pestañeó mirándole extrañada,
veía en sus ojos que no comprendía nada, Cynthia no comprendía a
los profesionales, no todos eran gente engañada, no todos hacían
esto porque quisiesen sino porque era lo que había que hacer, era la
única forma de salir de allí. Matar para no morir, en eso
consistían los juegos del hambre y por eso debían entrenarse y
mirar los juegos, tenían que aprender a hacerlo, por más que a
ella, al contrario que él, no pareciese gustarle la experiencia.
—No
comprendes, ¿verdad? Llevas mirando los juegos del hambre desde los
diez años pero aun así no acabas de comprender-lo. Si bien es
cierto que todos vamos felices a los juegos, al fin y al cabo las
recompensas dadas por ganarlos son simple y llanamente tentadoras.
Podemos tener lo que queramos con tal de que los ganemos. Sin
embargo, para ganar, para sobrevivir, todos nos tenemos que plantear
dilemas, dilemas que los demás no entienden. —
—¿Que
quieres decir?—
—¿Matarías
a tus amigos si fuese necesario, Cynthia?— Ella lo miró
algo horrorizada porque hablase de matar con tanta naturalidad pero
siguió atendiéndolo concentrada. — ¿Sacrificarías tu
vida por alguien? — Seguidamente la miró dulcemente al
ver que la chica a pesar de todo asentía.
— Yo
sí y no precisamente porque me guste, sino porque es la única forma
de conseguir lo que quiera. Los profesionales no somos asesinos sin
corazón ,Cynthia, solo tenemos un poco más de valor que los demás.
Valor para conseguir nuestros deseos, sean cuáles sean. Porque eso
es en lo que consiste realmente ser profesional, en tener valor para
conseguir todo lo que quieras. Y es precisamente por eso por lo que
no voy a denunciarte ante el Capitolio, te quiero a ti, no a ellos.
Te quiero a ti y lucharé con valor para conservarte seas como seas.
—
—Oh,
William. — Suspiró finalmente Cynthia encantada y se
besaron con pasión y amor. Sabían que lo suyo no estaba bien, que
eran muy diferentes y no deberían de entenderse, pero no les
importó. Se amaban, se amaban realmente y siempre lo harían pasase
lo que pasase entre ellos.
William
suspiró abrumado por los recuerdos de ellos, mientras Cynthia
hablaba, literalmente, de que, como él le había dicho aquel día,
ser profesional consistía en adquirir valor y eso es lo que iba a
hacer en estos juegos, adquirir valor y luchar por él en la arena,
porque lo quería y no podría soportar perder-lo. Realmente se
sentía encantado con la chica pero no podía dejarle matarse, no
podía dejarla morir. Si lo hacía, él se sentiría simple y
llanamente destrozado, no, no podía perder-la, punto y final.
Mientras, Cynthia bajaba decidida del escenario, no parecía muy
feliz a pesar de que hiciese todo esto por él. Bueno, nada era fácil
en estos juegos y además aun no se habían reconciliado. Decidido,
acudió junto a ella y la abrazó arrepentido y llenándola de besos.
—Lo
siento, lo siento, lo siento. — le susurró. — Tenías razón,
me he comportado como un idiota contigo, lo siento mucho. —Ella
suspiró y negó con la cabeza.
—No
del todo. —Le contestó. —Tienes razón en una cosa aquí. —
Seguidamente ella desvió la mirada unos instantes para el chico del
ocho y suspiró. —No podemos amarnos.—Declaró. Él simplemente
la abrazó. No soportaba que estuviese tan destrozada por más que
hubiese actuado bien. Tenía la sensación de que Cynthia se echaría
a llorar en cualquier momento y él no podía permitirse eso. No
podría soportar verla llorar.
—Tranquila,
ya lo olvidarás con el tiempo, no te preocupes. Estás haciendo
esto bien. Solo déjame salvarte, ¿de acuerdo? Tú no puedes matar
a nadie por más que quieras. —
—William,
sigo sin poder soportar que des la vida sin rechistar por mí, lo
siento. No merezco eso por más que quieras hacerlo.— William
suspiró algo cansado cuando, literalmente, una ola de flashes los
deslumbró haciendo que se separasen repentinamente.
—Enternecedor,
¿verdad? — Dijo Caesar junto a ellos. — ¿Por qué no subes
William? Todos estaremos encantados de saber lo que tienes previsto
para estos juegos. — El chico sonrió y decidió subir mientras
ella volvía a su sitio, necesitaba volver a manejar esto de una vez
sino no conseguiría sacarla y tenía que hacerlo. No podía
perder-la, no podía, simplemente, no podía.
Al
oír los gritos del público una oleada de júbilo le recorrió, él,
al contrario que Cynthia, no se sentía cohibido por tantas
atenciones. Siempre le había gustado ser popular en su distrito pero
esto era diferente, no era miedo lo que veía en sus rostros, era
aprecio, adoración. Realmente le querían aunque no sabía muy bien
porqué. Pero al mirar a los vigilantes, ver como le estudiaban a él
y a los demás tributos. William no pudo evitar sentir algo de miedo
al recordar las palabras de Evans sobre ellos. Él le había
insinuado muy sutilmente que si quería ganárselos tenía que
convencerlos de que podría ganar los juegos, pero eso significaba
abandonar a Cynthia. Y si hacía eso...ella moriría en la arena, era
evidente, seguir sus juegos no la salvaría, lo sabía de sobra desde
las primeras encuestas. Si los vigilantes no le prestaban atención a
Cynthia, no la apoyarían. Y si no la apoyaban no podría salir. No
importaba lo que hiciese en la arena, Cynthia no era una tributo
normal, era una rebelde y no les dejarían sacarla tan fácilmente...
Pero
entonces, ¿que hacer? ¿Como salvarla realmente? Estaba indeciso,
indeciso y desesperado.
—Veo
que esto te gusta William, ¿estás contento de estar en los juegos
entonces? —Dijo el presentador. El chico observó al público unos
instantes reflexivo, al público que estaba encantado con él, con él
y Cynthia. Con los dos. Seguidamente observó a los vigilantes que le
observaban con una sonrisa maliciosa. Y entonces...supo que hacer, no
era algo algo correcto pero sí factible:
—Lo
estaría si no estuviese ella. —Dijo directamente sorprendiendo a
todos, las cámaras enfocaron a Cynthia unos instantes pero William
no pudo evitar pensar que, a pesar de todo, no parecía muy feliz con
lo que había hecho. Sin embargo, aquello en cierto modo le favoreció
y enseguida se oyeron unos suspiros de pena, Cynthia pestañeó algo
sorprendida y asustada y William le sonrió seguro. La chica asintió
y fingió una sonrisa. Era mejor no darle a entender que no estaba de
acuerdo con esto y resignarse. William siempre abogaría por salvarla
y nada de lo que hiciese ella le haría cambiar de opinión.
Él
siguió hablando—El Capitolio nos trata muy bien y realmente me
encantan estas atenciones, pero aun así yo sigo decidido a salvarla.
Por eso me he presentado voluntario. —Seguidamente cogió el
micrófono y se dirigió hacia ella de nuevo. Le encantaba esto.
Estar enamorados en los juegos no era bueno pero a él le favorecía
como nunca. Le permitiría conseguir su objetivo, salvarla y eso se
sentía bien, muy bien.—Te sacaré de aquí Cynthia, cueste lo que
cueste. Volverás a tu distrito y serás feliz de nuevo, te lo
prometo. —La oleada de suspiros y gritos le hizo sonreír
emocionado y a ella también un poco. El Capitolio les quería, les
quería de verdad, querían ayudarle, ayudarlos a los dos y se sentía
bien. “No comprendo
porque Cynthia los odia tanto ahora mismo están dispuestos a
ayudarnos. Incluso les damos pena por estar enamorados en los
juegos.”
pensó viéndoles.
—Y
es obvio que puedes hacerlo después de semejante puntuación. Tu
nota nos ha sorprendido realmente a todos, ¿nos puedes decir como
has sacado un once William?—Él se rió encantado.
—Podría
Caesar, pero entonces creo que tendría que matarte. —Bromeó
alegre. —No es que te guarde rencor pero entre que la sección es
privada y todos sabrían mis tácticas para la arena, realmente
tendría que hacerlo. —Observó al público unos instantes que los
miraban encantados con eso. —Tendría que mataros a todos. —Añadió
y el público retinó en autenticas carcajadas.
—Está
bien, está bien. —Dijo Caesar fingiendo estar aterrado. —_No te
preguntaré más. —William no pudo evitar sonreír son cierta
satisfacción, le encantaba que le tuvieran miedo ya fuera este
fingido o no. Aparte si los vigilantes lo veían como un asesino
letal quizás le favorecieran de todos modos, al Capitolio le
encantaban los asesinos, se había dado cuenta fácilmente al ver los
juegos año tras año, los tributos profesionales que ganaban los
juegos siempre eran los que más mataban. Así que no había ningún
problema por jugar al asesino aquí, al contrario.
El
resto de la entrevista pasó rápidamente, no le hicieron muchas
preguntas sobre Nolan, cosa que agradeció. No quería hablar mal de
él. Sabía que esto destrozaría a Cynthia más de lo que ya estaba
y él no podía permitirse eso. Le seguía cayendo horriblemente mal,
pero después de ver que Cynthia no había dicho ni una palabra sobre
él, no le pareció correcto sacar a relucir el tema. Acabada la
entrevista, bajó y volvió a abrazarla. Cynthia se dejó acunar pero
no dijo nada, simplemente sollozó.
—¿Podrías
dejar de reaccionar así?—Le susurró. —_Hago todo esto por tu
bien y me estás haciendo sentir simple y llanamente horrible. —Ella
se separó fulminando-le con la mirada.
—¡No
puedo dejar de sentir Will!—Le increpó contrariada pero no lo
soltó del todo. Era mejor no hacer-lo. Todos los estaban mirando y
William tenía razón. Todo esto era por ella, no podía enfadarse
por eso, no era razonable.—Pero tienes razón, no te mereces esto
después de lo que haces. Solo dame tiempo, ¿vale?— Él asintió
con una sonrisa comprensiva y se abrazaron para luego volver a sus
respectivos sitios, mientras
Miller subía a su entrevista feliz y orgullosa. En su interior
sintió ganas de darle suerte pero decidió no hacerlo, no podía
volverse amigo de ella en estos juegos y ya bastante contacto habían
tenido durante la entrevista de Cynthia como para tenerlo después.
No podía apreciarla por más que quisiese. Tendría que matarla, al
igual que a todo el mundo en estos juegos. Matarlos para que Cynthia
viviese hasta el final.
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Una cosa, antes de irme, el dilema de los profesionales no es mío, lo he cogido prestado de una las canciones de un anime llamado Mirai Nikki cuyo argumento es, según wikipedia, este:
"Amano Yukiteru es un chico con problemas para hacer amigos que gasta todo su tiempo escribiendo un diario en su celular, desde el punto de vista de un espectador, y hablando con su "amigo imaginario" Deus ex Machina; Dios del tiempo y espacio. Un día (marcando el inicio de la serie), Deus resulta no ser sólo un amigo imaginario sino realmente un Dios que, además de Yukiteru, once personas más también podían ver y escuchar; este ser divino crea un Juego de supervivencia, en el cual le ha dado un diario predictivo del futuro a cada uno de los participantes elegidos. Las reglas del juego son simples, los doce dueños de diarios deben matarse entre ellos y el último que sobreviva se convertirá en el nuevo sucesor al trono de Dios, ya que Deus está muriendo.
Así, Yukiteru es presentado -sin revelar identidades- mediante Deus a los demás como el primer usuario de diario, y el último en haberse enterado de ello."
Así, Yukiteru es presentado -sin revelar identidades- mediante Deus a los demás como el primer usuario de diario, y el último en haberse enterado de ello."
Aquí os dejo la canción:
A mí realmente me encanta, la protagonista femenina, Yuno está loca y quiere asesinar a todo el mundo solo porque Yuki sobreviva al juego, un poco como quiere hacer William con Cynthia realmente, matar a todo el mundo, incluido a si mismo para sacarla. Ya veis los parecidos, ¿no? Estos juegos van a estar sensacionales, ya lo vereís.
WOAAAH!! Escribes de miedo, como se te ocurren estas cosas? Debes de tener una imaginación enorme para hacer todos estos líos con personajes y que lo entendamos. Escribes genial, no pares porque puedes ser una escritora genial. Tus capítulos son geniales y que sepas que te leo desde hace mucho tiempo pero esperaba a la última entrada para escribirte esto y que lo leyeras. Yo también tengo un blog de los juegos del hambre, me lo hice hace poco y sólo tengo tres capítulos, me gustaría que lo visitaras y me dieras tu opinión.
ResponderEliminarhttp://1juegosdelhambre.blogspot.com.es/?m=1
Muchísimas gracias y muchos ánimos para seguir con el blog!! ♡
¿De verdad piensas eso de mí? Graciaaaas *-* La verdad es que no lo sé, siempre he tenido mucha imaginación, sí pero por encima de todo escribo con el corazón. Creo un montón de personajes y me meto en su corazón, no sé como pero lo hago. Práctica de leer a escritores cada vez más dotados y escribir, llevo años en esto solo para divertirme y no he hecho más que perfeccionarlo para sentiurme bien cada vez que lo leo. No busco solo que os guste a vosotros, busco que me guste a mí y solo publico en ese momento. Supongo que es por eso, no sé, yo tampoco lo entiendo, solo sé que al leer mis capítulos, la mayoría de las veces me quedo encantada y no me creo que eso lo haya escrito yo. He visto tu blog, está bien, los capítulos son algo cortos pero no está nada mal para ser tu primer fanfic, me gusta, te seguiré leyendo y espero que me leas a mi. Tu comentario me ha alegrado mucho, llevaba practicmente un monton de capítulos sin recibir nada salvo comentarios sobre cuando llegaré a la arena, yo también quiero llegar a ella pero antes debéis entender todo así que lo siento si tardo en llegar a la acción. Has pronto y gracias de nuevo.
EliminarPor supuesto que te seguiré leyendo! Ya sé que los capítulos son cortitos, intentaré hacerlos medianamente largos, pero no tanto como tú q los haces enormes. Jajajajajaj.
ResponderEliminarMuchos besos ♡