Capítulo
15: Los juegos a su alrededor
Cynthia siguió caminando decidida,
dejando a William atrás, intentaba no pensar en él, en su expresión
desconcertada. Sí lo hacía, querría volver, reconciliarse con él,
olvidar-lo todo. Y, francamente, estaba harta de hacerlo.
—¡Cynthia!—La
llamó Cashmere atrás pero la chica le hizo caso omiso. —¡Cynthia
cálmate!—La mentora la agarró de la mano deteniéndola exigente.
—¡Estás desatada!—le reprochó, la tributo la miró y,
finalmente, bajó la cabeza.
—Sí,
lo siento. —reconoció decayendo un poco. —Sé que no debería
estarlo, pero no lo puedo evitar. Los juegos también me han afectado
a mí. —La mentora negó con la cabeza sospechosa.
—No
creo que sean los juegos, Cynthia—Dijo entonces mostrándose
deductiva. —Sino, las artimañas de los otros tributos. —
—¡Es
casi lo mismo!—replicó Cynthia tajante pero Cashmere no pareció
darle la razón. Se hallaba reflexiva, reflexiva y sospechosa, como
si intentara captar algo.
—No
del todo. —Dijo entonces. —Los juegos ponen nervioso a
cualquiera, asustan y estresan a todos por inercia. Pero, también, y
eso solo pueden verlo los tributos que participan en ellos, guían un
poco. Es un espectáculo Cynthia, lo sabes, un espectáculo manejado
por el capitolio para entretener a las masas. Y es evidente que a
ellas, no se les puede entretener siempre con lo mismo. Sí lo hacen,
llega un momento en que no les divierte y eso, para el Capitolio, es
terrible. Por eso, cada año, prueban un enfoque distinto. Enfoque
que los tributos deben captar sutilmente para así participar y
ayudarles a llevarlo bien a cabo —Explicó la mentora demostrando
así una inteligencia y experiencia sin igual y entonces Cynthia se
dio cuenta.
—Todo
está manejado. —murmuró. Cashmere sonrió misteriosamente.
—Sí,
lo vas captando, todo está manejado. Incluidos los tributos, que
participan inconscientemente en ese espectáculo. —Le contestó
entonces Cashmere, Cynthia comenzó a temblar levemente. Lo estaba
entendiendo todo de una forma inimaginable y aquello no pudo evitar
asustarla. El control del Capitolio sobre los juegos era mayor del
que imaginaba,...—¡Oh, Dios mío!—murmuró entonces horrorizada.
—¿Como es que se no dan cuenta?—La mentora se encogió de
hombros.
—Algunos
lo hacen. —Dijo simplemente. —Pero al igual que todos, quieren
sobrevivir. Sobrevivir y volver a casa. Así que se resignan y
juegan, así ganan, o al menos lo intentan. —Cynthia se quedó
pensativa, había deducido fácilmente la advertencia escondida tras
las palabras de su mentora. Era algo evidente, que le había
intentado decir Evans después de la cosecha (aunque en ese caso él
solo se refería a los profesionales) no podía fiarse de nadie.
Todos los tributos tenían alguna intención oculta. Incluido él...
—Nolan.
—murmuró al fin pensativa. —Él es quién lleva hablando conmigo
desde que comenzaron los juegos. Intentando ser mi amigo a pesar de
que en el tejado quiso darme entender que esa no era su
intención,...Él, él...—Se detuvo, confundida mientras los
distintos momentos en los que habían hablado se imponían a su
alrededor. Lo veía ahí fácilmente, hablándole, sonriéndole,
dándole la mano. Incluso ruborizándose algunas veces con sus
cumplidos. Sí, Cynthia lo veía, captaba que había algo extraño en
la actitud insistente del chico. Dudaba de que realmente quisiera
seducirla. El chico era realista, sabía que ella realmente estaba
enamorada de William. Pero entonces, ¿porque se acercaba a ella
tanto? ¿Que pretendía realmente con esa actitud?
—Sabes
que planea algo, ¿verdad?— la tributo asintió despacio. —Qué
él influye sobre ti. —otro asentimiento. —Y que si lo hace no es
porque sí, quiere conseguir algo. —
—Sí.
—declaró Cynthia al fin repentinamente seria. —Pero, ¿el qué?—
Interrogó, creía conocer los juegos, su fin y lo que pasaba
realmente en ellos. Pero se equivocaba y si podía equivocarse en
ello, ¿no podía también equivocarse en él? ¿Realmente quería
ganar, realmente quería salir? Era evidente que sí, pero, ¿por
qué? Eso es lo que ardía en deseos de preguntarle. La verdadera
razón de sus intenciones de llevar el juego hasta al final. ¿Tan
importante era volver a su distrito para él como para mentirle?
Decirle que no iba a jugar, cuando iba a hacerlo,...Por un instante
recordó su conversación en el tejado. No, él no lo le había dicho
realmente eso, no le había dicho que no quisiera ganar. Simplemente
le había dicho que los vigilantes no les permitirían hacerlo. No
era lo mismo y por eso estaba confundida. ¿Que quería hacer
realmente el chico del distrito ocho? ¿Por qué hacía todo esto? No
lo sabía pero dudaba que solo fuera por ganar, dudaba que fuera
así...
La
mentora se mantuvo unos instantes callada, intentando pensar, captar
lo que ocurría, deducirlo,...Finalmente, levantó la mirada hacia
Cynthia.
—Tengo
una teoría. —Declaró pensativamente. —Pero no estoy segura.
Debería discutirlo con Evans. Al fin y al cabo, él lleva más
tiempo siendo mentor que yo. Sabe más cosas. Puede deducir lo que
pasa, saber si estoy equivocada, o...darme la razón. — Cynthia la
observó intrigada, intentando deducir que se ocultaba tras ese juego
de palabras. —Pero mientras, ¡ni se te ocurra volver a fiarte de
él!—le advirtió la mentora tajante.
—No
te preocupes. —declaró finalmente Cynthia decidida. —No lo haré.
—Añadió segura. —No me fiaré de nadie. —Y así, la tributo
adoptó al fin la aptitud más razonable. La más prudente. No fiarse
de nadie. Ni siquiera de los tributos más amigables, como nuestro
rebelde amoroso. Nolan Carter...
El
mismo que en estos momentos se hallaba en silencio observando la
pantalla del televisor de su habitación, sentado cómodamente sobre
la cama. Allí se retransmitían alternativamente imágenes de los
tributos y, relacionado con ellos, comentarios y entrevistas, ya sea
al público, los mentores, o los acompañantes. Todo sobre los
juegos. Pudo captar agudamente que todos se habían visto realmente
sorprendido por su nota, su nota, y la de William . Los estaban
nivelando, valorando y, finalmente comparando. En todos lados la
gente, abría debates sobre ellos, sus cualidades, los defectos que
creían que poseían, el cual creían que era más fuerte, el más
provocador. Y también, y sobre todo, el mejor para merecer el
corazón de Cynthia. No tenía nada claro, ninguno lo tenía. Pero,
extrañadamente, todos coincidían en que William y él eran los
mejores rivales de estos juegos. Nolan se rió.
—Exactamente
Caesar—Dijo Nolan dándole la razón brevemente al presentador.
—William y yo somos muy buenos rivales, pero...—Sus labios no
pudieron evitar moverse en una expresión, algo seria, tensa, y
rabiosa al verle. No comprendía del todo que le pasaba con él,
porque lo odiaba, sin embargo al ver a través de la pantalla las
imágenes del entrenamiento y las miradas controladoras que le
llevaba echando William desde que lo había visto observar a su chica
y comportarse como le viniera en gana lo comprendió y no pudo evitar
sonreír divertido. Estos juegos iban a ser increíbles, tenían
razón los presentadores, pero no precisamente por William, Cynthia,
y él—¿Quién te crees que es más listo?— Finalizó y volvió a
reírse viendo las imágenes que retransmitían. Todos hablaban de él
y William, sí, pero no se daban cuenta de que mientras el Capitolio
solo estaba atento a lo que llamaban un “enfrentamiento
épico por amor”, el
tributo del cuatro, la niña del distrito siete, él mismo y Cris, a
veces, se pasaban los juegos haciendo lo que les viniese en gana. Lo
cual era, menos entrenándose y comportándose como si estuvieran
condenados a muerte, de todo. Volvió a reírse cuando repentinamente
se oyeron unos golpes a través de la puerta. Alarmado, Nolan puso el
televisor a cero, había pensado apagar-lo pero sería demasiado
sospechoso.
—Adelante.
—Dijo simplemente, Annabelle se introdujo fácilmente en la
habitación, mirando hacia los lados, intentando captar algo de lo
que pasaba allí. Seguidamente levantó la mirada hacia el televisor,
que ahora mostraba a Cynthia.
—Deberías
dejar de observarla tanto, te estás convirtiendo en un obsesionado.
—Se burló. Nolan suspiró.
—Estoy
enamorado de ella, ¿como quieres que no la observe?—Dijo
simplemente.
—No
puedes decir eso, la conoces de apenas unos días.—murmuró la
chica acercándose a él.
—¿Hay
alguna regla que dicte de cuantos días debes conocer una persona
para amarla?—Preguntó él sonriendo.
—Si
la hubiera, ¿la cumplirías? —Se interesó entonces la chica
morena.
—No.—contestó
Nolan sonriendo ampliamente y se echaron a reír en total simpatía
para cuando un hombre de cabellos cortos y ondulados negros entró en
la estancia. Jared Smith, el mentor más joven del distrito ocho,
había ganado los quincuagésimo séptimos juegos del hambre a la
tierna edad de dieciséis años. Siendo más listo que los demás.
Más listo y más prudente.
—Anna,
—Dijo, él, abreviando el nombre de la chica. —Cecelia te espera
en la sala de estar para la entrevista. —Ella asintió y se fue
directamente, no sin despedirse agradablemente de Nolan antes. El
mentor se acercó a él, sentándose en el borde observándole y
valorándolo. No comprendía porque Nolan decía que no iba a ganar,
lo veía bien capaz.
—Sabes
que no deberías encariñarte con ella. —Dijo simplemente.
—¿Por
qué no? Annabelle será una pesimista, pero es muy buena. Además,
sacó un siete en las pruebas. Sé que llegará más adelante del
baño de sangre. —Replicó Nolan testarudo.
—Porque
sabes que tarde o temprano va a morir. —Terció el mentor
reflexivo. —No le veo potencial de ganadora. —Nolan lo observó
interesado, al igual que Jack, su mentor era muy bueno valorando
tributos. Pero, donde era mejor, era diseñando estrategias.
Estrategias que le estaban ayudando mucho. Le había dicho que
siguiese hablando con Cynthia para ver si así conseguían separar un
poco a los “trágicos
amantes”. Pero, en
realidad, él no lo hacía por eso. Le daba igual a quién Cynthia
eligiese, sabía bien que ella y él no podían llegar al final. Pero
también sabía que arriesgaba mucho al querer luchar en estos
juegos, que el Capitolio le perseguiría siempre y los vigilantes
abogarían por matarlo en cuanto aterrizase en la arena. A menos que
encontrase una solución para despistarlos y cuando el chico del
distrito uno lo provocó en ese entrenamiento a saber porque y él
respondió. Vio lo que podía hacer. Como podía confundir a los
vigilantes para que le dejasen actuar como quería en los juegos.
Evidentemente, no esperaba conocer a Cynthia en aquel tejado ni que
le gustase tanto la chica profesional. Pero todo se había coordinado
y ahora no tenía más remedio que seguir con el juego. Tampoco es
que quisiese hacer-le esto a ella, pero necesitaba hacer algo.
Necesitaba luchar, aunque no por ganar si no por algo mucho más
importante y no era ella, no era él. No era ninguno de los dos. Era
algo especial, algo importante, algo que ni siquiera le había dicho
a su mentor pero sí a Cris. Algo que quería demostrar en la arena,
en los juegos. Algo por lo que luchaba ya no ahora, sino desde hace
mucho tiempo. Cuando su padre y él hablaban en él distrito. No
quería ser manejado, no quería ser controlado, no quería ser
subyugado, no quería que el Capitolio tuviera ningún tipo de
control, sobre él, ni sobre nadie e iba a luchar por ello. Por eso
hacía todo eso.
Asintió
en silencio y sin que su mentor lo viera, sacó lo que podría llamar
el recuerdo de su distrito que no era otro que una moneda con un
símbolo, una ancla. A simple vista no parecía muy lógico, el ancla
no tenía nada que ver con su distrito, y sin embargo era importante
para él. Porque el ancla significaba esperanza y era por eso,
precisamente por eso, por lo que el estaba aquí. Por lo que luchaba,
la esperanza de los distritos.
La
observó reflexivo, intentando no sufrir, no llorar, mostrarse
valeroso y luchar por lo que quería y no era a ella. Aunque la
amase.
Vio
que su mentor se había quedado callado y lo observaba por lo que
inmediatamente ocultó la moneda y sonrió, simulando estar
interesado en lo que hacían.
—¿Y
a quién se lo ves? —Le preguntó como si nada. Su mentor le pidió
el mando y, subiendo imperceptiblemente el volumen, observó en un
gran silencio los tributos que mostraban, junto con los comentarios
que decían sobre ellos. Finalmente dijo:
—De
los profesionales, a William y a Miller. Él es muy dependiente de
Cynthia pero aun así pienso que podría salir adelante. Y ella,
basta con mirar su sonrisa de pequeña asesina para saber
porqué.—Nolan asintió dándole la razón en silencio, el también
había remarcado esa expresión tan cruel de la chica del distrito 2.
Se preguntaba si realmente era así o solo era un juego para asustar
a los otros tributos. —En cuanto a los demás, pues mis preferidos
son Cris, por encima de Jack, aunque no se lo digas a él. —El
tributo se rió animado, el también lo había visto mejor que él.
Era evidente que no se lo iba decir. Sabía lo que pasaría si lo
decía. Sí le confesaba a Jack lo que pensaba realmente. No solo se
arruinaría su alianza, sino también otra cosa. Su confianza mutua.
Se volverían enemigos. Y él no quería eso. Sabía que era
inevitable pero no quería —Y él. —Siguió Jared. —Pero... —El
mentor se interrumpió y lo miró y Nolan lo supo, supo que sabía lo
que pensaba él y lo que estaba haciendo realmente y no estaba de
acuerdo, pero no importaba, no lo iba a convencer. Estaba decidido.
—También
te lo veo a ti. —Siguió hablando, a su lado, mirándolo a los
ojos, pero él esquivó su mirada y dijo las únicas palabras
sinceras que había dicho desde que había estado aquí, dijo:
—¡Yo
no quiero ganar! —
—¿Por
qué no? —contraatacó el mentor. —Podrías hacerlo, eres lo
suficientemente fuerte para ello.— Nolan suspiró y apagó el
televisor con un gesto hastiado. Ya estaba harto de jugar. Él no
estaba aquí porque sí, lo sabía de sobra, y que se comportara como
si se arrepintiera de sus errores no iba a reducir su condena.
—Porque
para hacerlo, tendría que dejarme guiar por este espectáculo
grotesco. Seguir sus juegos. Y no quiero. —Replicó tajante, el
mentor lo miró algo sorprendido, creía que el joven renunciaría a
sus ideales revolucionarios al entrar en el juego. Al fin y al cabo
estos no lo llevarían a ningún lado ahora. Sin embargo, Nolan
seguía decidido a no dejarse silenciar ni por nada, ni por nadie. Ni
lo había hecho. No era una actitud prudente, pero si admirable.
—Entonces,
¿que quieres? —Le preguntó al fin. —Porque algo querrás, ¿no?
No puedes estar haciendo todo esto por nada. —Nolan asintió
mirándolo entonces a los ojos completamente decidido, finalmente
sonrió.
—Ser
recordado.—Dijo simplemente, el mentor cambió su rostro y lo
observó asustado. Entendía lo que quería decir, el final de la
frase, el verdadero propósito. Ser
recordado, sí, pero no como un asesino sino como un luchador y
francamente lo entendía aunque no pensaba decírselo. No
estaban solos, estaban observados, estaban controlados. Había
cámaras y micrófonos por todas partes. No podían decir cualquier
cosa. El chico del distrito ocho asintió en voz baja y volvió a
encender el televisor como si no hubiera pasado nada. Este seguía
mostrando a William y a Cynthia, Miller y seguidamente los otros
profesionales. Pero, sobre todo, los dos primeros. El mentor
permaneció pensativo,procurando pensar, pensar y planear,...Su
entrevista no había sobresaltado mucho sobre las demás, pues al
querer pasar desapercibido, ni siquiera se había molestado en seguir
la estrategia de su mentor. Pero la de Nolan tenía que hacerlo. Lo
miró unos instantes, seguidamente observó a los otros tributos a
través de la pantalla y se rió.
—¿Sabes
cual es el problema de los profesionales, Nolan? —preguntó al fin,
Nolan quitó la mirada de Cynthia rápidamente y se centró. Ahora
más que nunca, no podía pensar en ella. Pronto comenzarían los
juegos y dudaba mucho de que ella quisiera acercarse a él de nuevo.
Dudaba mucho que no hubiera captado su juego ya e intuía que se
sentiría como mínimo decepcionada. El también lo haría. Negó con
la cabeza mirando alternativamente a su mentor y a los profesionales.
Este contestó con una amplia sonrisa sonrisa de diversión
—Que
están tan metidos en ellos mismos, en sus ideas, en su propio juego
para ganar,...Que, ni siquiera se dan cuenta, de los juegos que se
originan a su alrededor. —
Hola de nuevo!!
ResponderEliminarA ver si me recupero del shock y puedo pensar con claridad.... Porque ahora mismo no se si matar a Nolan o matar a Cinthya por inocente o a ti por este capitulo XD
Estaba claro que el chico ocultaba algo, no era normal su actitud desde tan pronto... Pero lo de la estrategia me ha parecido de lo mas chocante. Pobre Cinthya :(
Por lo demas el capi genial, me ha gustado mucho (Quitando la parte de la ira asesina jajaja) Y me encanta que aun tenga unos cuantos pendientes por leer a los cuales ya estoy deseando pillarlos.
MUAKES!!!